San Carlos de Bariloche comienza su desarrollo como colonia Agrícola Ganadera.

Desde la segunda mitad del siglo diecinueve, la región se destaca por una rica historia en cultivos y ganadería. Antiguos pobladores de diversos orígenes, como los suizos Goye, sembraron trigo en las laderas de las montañas. Su calidad fue reconocida con un primer premio en calidad de trigo por la exposición Rural Argentina de 1910.

El molino harinero o ubicado en lo que sería la actual zona céntrica de la ciudad, cuyos engranajes eran movidos por el arroyo Sin Nombre, era parte de esa historia perdida y olvidada.

Personajes dignos de una actual película hollywodense, como los integrantes de la Tejana familia Jones, transitaban las calles con sus alados sombreros y revólveres a la cintura.

Barquitos de vela y pequeños vapores cruzaban el gran lago para comerciar con Chile, llevando productos como lana, que arribaba al puerto San Carlos en míticas caravanas de carros.

Bariloche se desarrolla entre caseríos orilleros del lago y chacras circundantes de la región.

Esta historia es dejada en el olvido sin darnos cuenta que las raices regionales son una parte esencial del atractivo turístico.

Volver a las raíces para recuperar antiguos recuerdos es parte de una política de atractivos que hay que tener en cuenta.

Se debe fomentar el recupero de edificios emblemáticos, como el Almacén San Carlos, para su destino de monumento, logrando que el visitante sienta que hace un viaje en la aventura y el tiempo.

Planificar recorridos y excursiones históricas en toda la zona.

Y además hay crónicas históricas en el siguiente link:

http://www.bariloche.gov.ar/turismo_desarrollo.php?id_contenido=75